Las enfermedades o trastornos se manifiestan a través de síntomas que, en el caso del TDAH, obstaculizan el funcionamiento o el desarrollo de la persona. Los síntomas de TDAH se agrupan en dos categorías: síntomas de inatención y síntomas de hiperactividad e impulsividad. Hay pacientes que presentan los dos grupos de síntomas mientras que en otros predominan los de un subgrupo.

Algunos de los síntomas de inatención que presentan las personas con TDAH son los siguientes:

• Pasar por alto o descuidar los detalles
• Cometer errores por descuido en la escuela o el trabajo
• Tener dificultad para mantener la atención mientras hace una actividad, p.ej. cuando juegan o leen o mientras escuchan una conversación
• No escuchar cuando se les habla
• Tener dificultad para seguir instrucciones, terminar las tareas u obligaciones
• Tener dificultad para terminar las tareas una vez comenzadas ya que se distraen fácilmente
• Tener problemas para:
  organizar tareas que requieren una secuencia de acciones
  mantener los objetos y pertenencias en orden
  mantener el trabajo organizado
  realizar las tareas en el tiempo planificado

• Evitar hacer tareas que requieran un esfuerzo mental sostenido
• Perder objetos necesarios para las tareas o actividades, como el material escolar, carteras, llaves, gafas y teléfonos móviles
• Distraerse fácilmente con pensamientos o estímulos no relacionados con la actividad que se quiere realizar
• Olvidarse de realizar tareas diarias, como p.ej. mantener las citas o devolver las llamadas

Algunos de los síntomas de hiperactividad e impulsividad que presentan las personas con TDAH son los siguientes:

• Moverse cuando se está sentado
• Levantarse y pasearse en momentos y lugares en los que se espera que las personas permanezcan sentadas, como en el aula o la oficina
• Correr, pasear o trepar en lugares donde no se considera apropiado
• Siéntete menudo inquieto
• Estar constantemente en movimiento o deambulando o actuando como si fueran «impulsados ​​por un motor»
• Hablar sin parar
• Responder a las preguntas antes de que se acaben de formular o hablar sin esperar su turno en la conversación
• Tener problemas para esperar el turno
• Interrumpir a otros o meterse, por ejemplo, en las conversaciones, juegos o actividades

Estos síntomas se pueden medir utilizando escalas que pueden ser administradas por pacientes, padres, profesores o los clínicos.

Cuanto más graves son los síntomas mayor interferencia producen en la vida diaria.