05/08/2021
Los medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen efectos beneficiosos pero también efectos adversos o perjudiciales. Una manera de evaluar si los beneficios compensan los efectos adversos es mirando si el paciente se toma o deja el tratamiento; es lo que se conoce como aceptabilidad. En tratamientos de corta duración y en función del tipo de medicamento entre un 15 y un 50% de las personas con TDAH dejan de tomarse el tratamiento.
Los medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen efectos beneficiosos pero también efectos adversos o perjudiciales. Una manera de evaluar si los beneficios compensan los efectos adversos es mirando si el paciente deja el tratamiento; es lo que se conoce como aceptabilidad. Es de esperar que si un tratamiento provoca una mejora muy importante y pocos efectos adversos presentará un bajo abandono del tratamiento y, por lo tanto, una buena aceptabilidad. Por el contrario, si el tratamiento presenta un efecto beneficioso pequeño y muchos efectos adversos, el abandono será muy alto y por lo tanto la aceptabilidad será mala.
En tratamientos de pocas semanas o meses de duración, entre un 20-25% de las personas con TDAH que reciben medicamentos dejan el tratamiento. No obstante, para algunos fármacos esta cifra puede ser de casi el 50% mientras que para otros puede ser del 15% lo que significa que la aceptabilidad de los medicamentos es muy variable en función del tipo de fármaco.
Todos los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen efectos adversos, en algunos casos estos efectos adversos son tolerables por el paciente, en otros no y el paciente deja el tratamiento. Hay una notable variabilidad en el abandono del tratamiento por efectos adversos entre los diferentes fármacos que se utilizan para el tratamiento del TDAH.
Todos los medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen efectos adversos, en algunos casos estos efectos adversos son tolerables por el paciente, en otros no y el paciente deja el tratamiento. El hecho de dejar el tratamiento por los efectos adversos nos da una idea general de la frecuencia de efectos adversos que tienen una gravedad moderada o importante.
En tratamientos de corta duración, de semanas o pocos meses, un 3% de las personas con TDAH que están en tratamiento con medicamentos abandonan el tratamiento por efectos adversos, aunque con algunos tratamientos esta proporción puede llegar a ser de más del 10%. Esta cifra es 2 o 3 veces más alta que la que se observa entre los pacientes que no recibiendo medicamentos activos.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH provocan síncope que es una pérdida repentina y momentánea del conocimiento y de la fuerza que se resuelve de forma espontánea. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen de forma poco frecuente. Es un efecto adverso que puede ser grave y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen síncope. El síncope es una pérdida repentina y momentánea del conocimiento y la fuerza que se resuelve de forma espontánea. El síncope relacionado con la administración de medicamentos para el tratamiento del TDAH suele producirse por una bajada importante de la presión arterial y, antes de que se produzca, el paciente nota que se encuentra mareado. Las personas que tienen una presión arterial o frecuencia cardíaca baja tienen una probabilidad más alta de presentar síncope. El síncope puede ser grave si se produce mientras la persona está conduciendo o realizando actividades peligrosas. Si el síncope es causado por el medicamento, cuando se retira el tratamiento no se suele volver a producir.
El síncope es un efecto adverso poco frecuente. En tratamientos de pocas semanas o meses de duración se cree que afecta a menos de 1 de cada 100 pacientes. No está claro cuántas veces más frecuente es el síncope entre las personas con TDAH que reciben tratamiento respecto a las que no reciben.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH provocan vómitos. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen de forma frecuente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
La mayoría de medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen vómitos. En estudios de pocas semanas o meses de duración se ha observado que algo menos del 10% de los pacientes pueden presentar este efecto adverso, siendo esta frecuencia algo menos del doble que en enfermos que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso que habitualmente es leve y que mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH provocan convulsiones que consisten en una pérdida súbita de conocimiento acompañada de contracciones musculares. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen de forma muy poco frecuente. Sin embargo, es un efecto adverso grave, aunque suele mejorar cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen convulsiones. Las convulsiones consisten en una pérdida súbita de conocimiento acompañada de contracciones musculares. Se trata de un efecto adverso grave que en ocasiones puede ser mortal.
Es un efecto adverso muy infrecuente y se cree que afecta a menos de 1 de cada 10.000 pacientes que reciben estos medicamentos. Este efecto adverso es más frecuente en personas que tienen una predisposición a padecerlo, por ejemplo, personas con epilepsia o con lesiones del cerebro. En la mayoría de casos, las convulsiones no se vuelven a producir cuando el paciente deja de tomar el tratamiento que las ha causadas.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH provocan tics, que son movimientos involuntarios repentinos y repetitivos de músculos habitualmente de la cara o el cuello. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen de forma frecuente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen tics. Los tics son movimientos involuntarios repentinos y repetitivos de un grupo reducido de músculos habitualmente de la cara o el cuello. En pacientes que presentan tics antes de iniciar el tratamiento con medicamentos, éstos pueden aumentar su frecuencia y gravedad. En estudios de corta duración se ha observado que entre el 2 y el 3% de los pacientes presentan este efecto adverso, aunque no se sabe con certeza cuántas veces más alta es esta frecuencia que en enfermos que no reciben tratamiento activo. A pesar de tratarse de un efecto adverso molesto habitualmente es leve y mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH provocan sequedad de boca. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen muy frecuentemente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
Muchos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen una disminución de la producción de saliva y sequedad de boca. Como consecuencia de la sequedad de boca se pueden producir problemas con el habla y la deglución. En estudios de corta duración se ha observado que alrededor de 1 de cada 6 pacientes presentan este efecto adverso, siendo esta frecuencia de entre 4 y 5 veces más alta que en enfermos que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso que habitualmente es leve y que mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen mareo, que consiste en la sensación de pérdida de estabilidad. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen de forma frecuente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
El mareo es una sensación de pérdida de estabilidad que a menudo se acompaña de sudor frío y sensación de que los objetos de nuestro entorno se mueven.
La mayoría de medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen mareo. En estudios de pocas semanas o meses de duración se ha observado que algo menos del 10% de los pacientes pueden presentar este efecto adverso, siendo esta frecuencia el doble que en enfermos que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso leve que habitualmente mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen somnolencia, que consiste en un fuerte deseo de dormir. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen muy frecuentemente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
La somnolencia es un fuerte deseo de dormir que lleva a un estado a medio camino entre el estar despierto y dormido. La somnolencia altera el funcionamiento durante el día ya que la persona que lo experimenta está muy cansada y presenta dificultad de concentración. La somnolencia puede ser peligrosa cuando se realizan tareas que requieren concentración constante, como conducir un vehículo.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen somnolencia. En estudios de pocas semanas o meses de duración se ha observado que casi la mitad de los pacientes pueden presentar este efecto adverso, siendo esta frecuencia entre 3 y 4 veces más elevada que en personas con TDAH que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso que habitualmente mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento del TDAH producen insomnio, que es la dificultad para conciliar o mantener el sueño. Los medicamentos que producen este efecto adverso lo hacen muy frecuentemente. Sin embargo, es un efecto adverso que habitualmente es leve y que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
El insomnio es la dificultad para iniciar o mantener el sueño y puede manifestarse como la dificultad para conciliar el sueño (insomnio inicial), despertarse frecuentemente durante la noche o despertarse muy temprano por la mañana, antes de lo se tenía previsto (insomnio terminal). El insomnio altera el funcionamiento durante el día y suele provocar fatiga y dificultad de concentración.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen insomnio, sobre todo insomnio inicial. En estudios de pocas semanas o meses de duración se ha observado que hasta un 40% de los pacientes pueden presentar este efecto adverso, siendo esta frecuencia entre 2 y 3 veces más elevada que en enfermos que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso leve que habitualmente mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen muy frecuentemente disminución del apetito. Sin embargo, es un efecto adverso poco grave que desaparece cuando el paciente deja de tomar el tratamiento.
Algunos medicamentos que se utilizan para el tratamiento de TDAH producen con mucha frecuencia disminución del apetito. Si la disminución del apetito se mantiene durante tiempo puede tener como consecuencia una disminución del peso y un menor crecimiento.
En estudios de corta de pocas semanas o meses de duración se ha observado que hasta la mitad de los pacientes pueden presentar este efecto adverso, siendo esta frecuencia entre 4 y 5 veces más elevada que en pacientes que no reciben tratamiento activo. No obstante, se trata de un efecto adverso que habitualmente mejora disminuyendo la dosis del tratamiento y desaparece al retirar el tratamiento.
Las personas con TDAH presentan una peor calidad de vida que las personas sin este trastorno, principalmente porque el TDAH tiene un impacto negativo en el funcionamiento social, familiar, educacional, laboral y emocional.
La calidad de vida es la satisfacción de la persona con su funcionamiento físico, mental, emocional y social. La calidad de vida es una percepción subjetiva que está influida por el contexto cultural, valores, expectativas y preocupaciones de la persona.
Las personas con TDAH presentan una peor calidad de vida que las personas que no presentan este trastorno probablemente debido a la cronicidad de los síntomas de inatención, hiperactividad e impulsividad y las repercusiones negativas que tiene el TDAH en su salud y su funcionamiento social.
La calidad de vida se evalúa con unos cuestionarios en los que la persona puntúa una serie de dimensiones de su vida. Los aspectos en los que el TDAH tiene un impacto más negativo en la calidad de vida son el funcionamiento social, familiar, educacional, laboral y emocional.
Las personas con TDAH presentan unos peores resultados académicos probablemente debido a que tienen problemas con la organización y gestión del tiempo, dificultades de planificación de las tareas académicas, y se distraen con facilidad.
Numerosos estudios realizados mayoritariamente en Estados Unidos encuentran que las personas con un TDAH son más propensas a mostrar comportamientos problemáticos en clase, presentan un peor resultado en las pruebas de lectura y matemáticas, tienen un peor rendimiento académico, una menor duración de la escolarización y índice de abandono más elevado. Probablemente este peor rendimiento académico explica en parte porque las personas con TDAH tienen trabajos con salarios más bajos y por lo tanto un menor nivel socioeconómico.
Estos peores resultados académicos probablemente se deben probablemente a que las personas con TDAH tienen problemas con la organización y gestión del tiempo, dificultades de planificación de las tareas académicas, y se distraen con facilidad.
Dado que la mayoría de estudios han sido realizados en los Estados Unidos es difícil extrapolar los resultados a países con sistemas educativos diferentes.
Las personas con TDAH presentan una probabilidad más elevada que las personas sin TDAH de sufrir lesiones físicas graves sobre todo debido a accidentes, en particular accidentes de circulación.
Numerosos estudios encuentran que las personas con TDAH presentan una probabilidad más elevada de sufrir lesiones físicas que las que no tienen un TDAH. Estas lesiones pueden ser debidas a caídas, accidentes de circulación, quemaduras o intoxicaciones y presentan una gravedad variable. Se ha observado que entre el 5 y el 6% de las personas sin TDAH han sufrido alguna vez en la vida una lesión grave que requiere atención hospitalaria mientras que, entre las personas con TDAH, esta frecuencia es un 65% más elevada. Este riesgo aumentado de sufrir lesiones físicas probablemente se debe probablemente a que las personas con TDAH, tienen problemas de atención, se distraen con facilidad y consumen drogas con más frecuencia que las personas que no presentan un TDAH.
Por su frecuencia y gravedad, las lesiones físicas más importantes en personas con TDAH son las que se producen como consecuencia de accidentes, especialmente accidentes de circulación. Se ha observado que las personas con TDAH tienen una probabilidad entre un 20 y 30% más alta de tener un accidente de circulación que las personas sin TDAH. Este riesgo es más alto entre las personas con TDAH que, además, presentan un trastorno por uso de sustancias o drogas, un trastorno negativista desafiante o un trastorno de la conducta. Como consecuencia de este mayor número de accidentes, las personas con TDAH presentan también una mortalidad más elevada. Algunos estudios encuentran que entre 2 y 3 personas sin TDAH de cada 10.000 mueren cada año y esta cifra es de casi 6 entre las personas con TDAH, siendo los accidentes la causa principal de este aumento de mortalidad entre las personas con TDAH.
Muchas personas con TDAH presentan, además, un trastorno por uso de sustancias. Un trastorno por uso de sustancias grave se conoce como adicción y consiste en que la persona es incapaz de interrumpir el consumo de la droga y esto tiene consecuencias negativas sobre su salud y su funcionamiento social.
Las drogas son sustancias que, una vez consumidas, alteran la percepción y el estado de ánimo. Como consecuencia de estos efectos, su consumo puede provocar accidentes, pérdida de conocimiento, crisis de angustia, … Con el consumo continuado se puede desarrollar una adicción.
La adicción consiste en un consumo continuado de droga que lleva a la necesidad de consumir cada vez mayores cantidades, la aparición de malestar cuando la persona no consume y la incapacidad para interrumpir el consumo de la droga a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas que está teniendo el consumo de esta sustancia sobre su salud y su funcionamiento social en el trabajo, con los amigos y la familia.
Disminuir el consumo y conseguir la abstinencia sostenida permite en muchos casos mejorar el funcionamiento en el trabajo, en casa y con las amistades y prevenir algunas complicaciones como las sobredosis, enfermedades cardíacas, respiratorias, neurológicas o infecciones.
Las personas con TDAH presentan una probabilidad más elevada de desarrollar un trastorno por uso de sustancias o drogas que las que no tienen TDAH. Globalmente, los niños con TDAH tienen una probabilidad entre 2 y 3 veces más probabilidad de presentado un trastorno por uso de drogas en la adolescencia o la edad adulta.
El trastorno por uso de sustancias o drogas es un trastorno psiquiátrico que se produce cuando el consumo de drogas provoca problemas significativos en la vida de la persona, tales como problemas de salud o problemas sociales como el incumplimiento de las responsabilidades en el trabajo, en casa o en la escuela. El trastorno por uso de sustancias puede ser leve, moderado o grave. El trastorno por uso de sustancias grave equivale aproximadamente a lo que habitualmente conocemos como una adicción y que consiste en un consumo continuado de droga que lleva a la necesidad de consumir cada vez mayores cantidades, la aparición de malestar cuando la persona no consume y la incapacidad para interrumpir el consumo de la droga a pesar de ser consciente de las consecuencias negativas que está teniendo el consumo de la droga.
Numerosos estudios encuentran que los niños con TDAH presentan una probabilidad más elevada de desarrollar un trastorno por uso de sustancias. Globalmente los niños con TDAH tienen una probabilidad entre 2 y 3 veces más alta de presentado un trastorno por uso de drogas en la adolescencia o la edad adulta que los niños que no tienen TDAH. No obstante, existe una cierta variabilidad en esta relación en función del tipo de droga.
En cuanto al tabaco, aproximadamente entre un 30 y un 40% de los adultos son o han sido fumadores mientras que esta probabilidad es casi tres veces más elevada entre las personas con TDAH.
En cuanto al alcohol, algo menos del 10% de los adultos presentan o han presentado un trastorno por uso de alcohol alguna vez en la vida mientras que entre las personas con TDAH este riesgo es el doble.
En cuanto a las drogas diferentes al tabaco y el alcohol, en Estados Unidos, se ha observado que alrededor de un 6% de los adultos presentan o han presentado un trastorno por uso de cannabis o marihuana mientras que entre las personas con TDAH el riesgo es un 50% más elevado, y en cuanto a la cocaína, un poco más del 2% de los adultos presentan o han presentado un trastorno por uso de cocaína mientras que entre las personas con TDAH el riesgo es el doble.
La impresión clínica global es una medida subjetiva de la gravedad de los síntomas y de la eficacia del tratamiento realizada por su médico a partir de su experiencia.
La impresión clínica global es una medida subjetiva de la gravedad de los síntomas y de la eficacia del tratamiento realizada por su médico a partir de su experiencia. El médico evalúa la gravedad de los síntomas con una escala que va desde «la persona no está enferma» hasta «la persona está gravemente enferma». El médico también valora la mejora experimentada con el tratamiento con una escala que va de «el paciente ha mejorado muchísimo» hasta «el paciente ha empeorado muchísimo».
Las personas con TDAH presentan síntomas de inatención e hiperactividad e impulsividad. Hay pacientes que presentan los dos grupos de síntomas mientras que en otros predominan los de un subgrupo. Algunos ejemplos de síntomas que presentan las personas con TDAH son cometer errores por descuido, tener dificultad para mantener la atención, tener dificultad para terminar las tareas u obligaciones, distraerse fácilmente, tener problemas para organizar y planificar, perder objetos, estar constantemente en movimiento, correr, pasear o trepar en lugares donde no se considera apropiado hacerlo, sentirse a menudo inquieto, hablar sin parar, tener problemas para esperar e interrumpir a otros. Cuanto más graves son los síntomas mayor interferencia producen en el funcionamiento de la persona.
Las enfermedades o trastornos se manifiestan a través de síntomas que, en el caso del TDAH, obstaculizan el funcionamiento o el desarrollo de la persona. Los síntomas de TDAH se agrupan en dos categorías: síntomas de inatención y síntomas de hiperactividad e impulsividad. Hay pacientes que presentan los dos grupos de síntomas mientras que en otros predominan los de un subgrupo.
Algunos de los síntomas de inatención que presentan las personas con TDAH son los siguientes:
Algunos de los síntomas de hiperactividad e impulsividad que presentan las personas con TDAH son los siguientes:
Cuanto más graves son los síntomas mayor interferencia producen en la vida diaria.